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lunes, 8 de agosto de 2011

Mitos, mentiras y supuestos de la vida en pareja


Vivir con la pareja, es una decisión que debe ser analizada y reflexionada al máximo por ambos, ya que la rutina y el día a día pueden romper o deteriorar lo que un día fue bonito.
leyendo algunos artículos que me llegan via lamula.pe, me parecio interesante el siguiente del blog mamá de dos chancletas la cual recomiendo leer:

De cuando en vez recibo, gratamente, el newsletter de Laura Gutman,psicopedagoga argentina, formada con la renombrada psicoanalista francesa Françoise Dolto y experta en familia, crianza y en psicología femenina en el puerperio, que con su centro, sus libros, conferencias y cursos para madres y profesionales, está poniendo en jaque los conceptos vigentes de maternidad“, tal como comenta MMar en Bebés y Más.

Esta vez Laura habla de la vida en pareja y me pareció importante compartir su reflexión, que seguro a muchos nos cae “a pelo”:

No pretendo hablar sobre el amor romántico, porque los poetas y sacerdotes de todas las culturas en todos los tiempos lo han descrito. Pero sí diré algo sobre el amor en la pareja: Actualmente suponemos que la vida en pareja es algo favorable, y estamos condicionados para encontrar al príncipe azul o a la princesa rosa. Habitualmente, ese “encuentro” sucede cuando sentimos una fuerte atracción sexual por el otro. En seguida interpretamos que “eso” es amor. Y sobre la base de “ese” amor, armamos nuestros proyectos de seguridad. Las mujeres buscamos protección, sobre todo si creemos que en el futuro tendremos hijos. Los hombres buscamos suavidad y amparo. Y así firmamos contratos titulados “amor para siempre” con letra brillante seguidos de varias páginas con letra chica que no leemos porque estamos muy ocupados haciendo el amor. Luego, más tarde, nacen los hijos. En consecuencia la fuerte atracción sexual, como mínimo, se modifica, por no decir algo más contundente. Desaparece “eso” que nos tenía tan “enamorados”. Entonces empieza un período de reclamos mientras revisamos el contrato original, constatando todo aquello que hemos firmado de puño y letra. En esa letra chica figuran los hijos de matrimonios anteriores, los ex cónyuges con sus propias exigencias del pasado, las familias ascendentes con sus diferencias culturales o ideológicas, el mal humor de nuestro cónyuge, la debilidad, los malos hábitos, la pereza, la adicción al trabajo, las enfermedades, la incapacidad para generar dinero, la inestabilidad, el olor a cigarrillos y todos los pecados que parecen multiplicarse y manifestarse en ese individuo que duerme en nuestra cama. Creemos que la culpa es del otro, claro. Y que todo se solucionaría si el otro hiciera eso que nosotros queremos que haga. ¿Qué pasó? Pasó que “antes” tampoco hubo amor. Tal vez hubo deseo. Miedo. Necesidad de resguardo. Necesidad de compañía. Necesidad de crear una ilusión. Hubo necesidades a granel. Es decir, hemos utilizado al otro para satisfacer necesidades primarias. Pero resulta que el amor es otra cosa. El amor es ofrecer y poner a disposición todo lo que el otro necesita o desea. El amor sólo pretende complacer. El amor es altruismo puro. El amor ama. Nada más. No pretende nada para sí.
Por eso, si tenemos muchas quejas con relación a nuestro partenaire, primero observemos si alguna vez lo hemos amado. Luego decidamos si estamos dispuestos a empezar a amarlo, a partir de hoy.
La vida en pareja es más que palabras bonitas, besos y celebración de aniversarios. Vivir, compartir tu vida con otra persona requiere madurez, honestidad y total disposición.
¿A ti cómo te va?

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