Es un gesto simbólico, y a su vez el mayor movimiento ambiental en la historia.
Consiste en apagar las luces durante una hora, para demostrar así que cada uno de nosotros podemos tener un impacto positivo en la lucha frente al cambio climático. Y esta vez, queremos llevar La Hora del Planeta, más allá de la hora, generando cambios y compromisos a largo plazo.